Mr. 9:14-29
Me he preguntado, ¿Cómo la pasaron los discípulos? cuando se le acerca una mujer quien trae a su hijo que tenia demonios, todos los discípulos sintieron el peso de la responsabilidad de orar por él y echar fuera los demonios, la presión se hace sofocante si le agregamos una multitud expectante, que quería ver como los discípulos del Maestro, echaban fuera demonios, sinceramente no quisiera estar en las sandalias de los discípulos.
Pues bien, lo intentaron clamaron a Dios, lo hicieron con todas sus fuerzas, me imagino que el primero le dio paso a otro discípulo para que pusiera las manos, pero a ninguno de ellos obedecieron los demonios.
Cuando pasaba un buen tiempo, la multitud comienza a inquietarse, los discípulos comienzan a excusarse, los escribas pidiendo explicaciones de lo sucedido, me los imagino diciendo:- pero que pasa con los discípulos de Jesús - no se aprendieron bien esta lección, quizás su maestro no se las a enseñado - deberían estar más atentos a las enseñanzas de su maestro. ¡Que presión! tosa energía era capaz de hervir un litro de agua, Pedro estaba que le tapaba la bocota de un certero golpe. Pero no fue necesario llegar a tanto, ahí llegaba el maestro, quien con autoridad pregunta a sus discípulos ¿Qué disputáis con ellos? Y todos los discípulos se miran, nadie quiere decirle al Maestro que son unos fracasados, sin embargo de la multitud se levanta una voz que deja bien en claro, que estos discípulos están arruinados.
En esta lección, les quiero ayudar a aprender a sacarse la presión cuando Dios nos quiera Usar, Estos discípulos, tenían todas las armas para echar fuera a los demonios, pero solo les falto saber usarlas. Es decir, entrenamiento.
Entrenamiento que solo se puede conseguir con oración y ayuno, si eso, nada más.
Todavía esta en tu mente todas esas veces que con tu guitarra electroacústica en mano y el micrófono shure en la boca, tenias la obligación de hacer temblar la iglesia con tus alabanzas, pero sin embargo, te encontrabas con una iglesia que no obedecía a tu ministraciòn.
Pues dile al señor que eres un fracasado, dile que por más ensayos que hagas o por manejar la mejor tecnología en sistemas de audio y sonido, o por tener la mejor voz de la iglesia, no es suficiente. Serás un fracasado si no tienes el entrenamiento del Espíritu Santo en tu mente y en tu corazón, que se consigue con oración y ayuno.
En consecuencia, ya no tendrás la presión de hacer temblar a la iglesia, pues quien la hace temblar es el Señor.