viernes, 17 de agosto de 2012

VIVIENDO POR LA FE



La semilla de mostaza del Oriente es la más pequeña de las semillas, es de color negra, y puede ser depositada en el ojo, y la persona ni se daría cuenta de que la semilla la tiene en su ojo. Sin embargo la semilla de mostaza Oriental crece hasta convertirse en un árbol, tan grande como un manzano de estos que tenéis en Occidente. Esa es la razón de por qué Jesús dice, en Lucas 13:19: "Es como un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció y se hizo árbol grande, y las aves de los cielos anidaron en sus ramas."
Así, pues, ¿Qué fue lo que quiso decir Jesús cuando dijo, "Si tuvieseis fe como un  grano de mostaza, podrías decirle a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar, y os obedecería?" Es que, aunque el árbol sicómoro es un árbol pequeño, tiene enormes e innumerables raíces. Tiene muchísimas raíces que se encuentran diseminadas a gran distancia de su copa y a mucha profundidad, tanto es así que no hay hoy en día un tractor suficientemente potente que consiga arrancarlo, sin dejar sus raíces detrás. Sin embargo, con la fe de un grano de mostaza, es posible realizar dos milagros; en primer lugar se puede arrancar de raíz al sicómoro; y además plantarlo en el mar. Un solo acto de fe, como el de la semilla de mostaza, hará dos cosas imposibles. Esto es posible para cualquiera de nosotros, si tenemos la fe.


 Muchos creyentes dicen, "Yo no tengo una fe así tan grande." Pero un creyente nunca debería decir tal cosa, porque tú tienes esa fe, de otra manera, ¿Cómo podrías haber sido salvo? La única manera de ser salvo es ser salvo por fe. Tú fuiste salvo por fe, y si tu  confiesas que "eres salvo", “!entonces tienes fe! Cuando se tiene fe suficiente para ser salvo, que es el primer milagro, entonces se tiene la fe suficiente para resolver todos los problemas también. Esa fe también la tienes contigo. Esta era la verdad que Jesús le estaba queriendo decir a sus discípulos, que tú no necesitas que tu fe te sea aumentada, porque si tú tienes una fe aunque sea muy pequeña, tú le puedes decir a un árbol sicómoro que se desarraigue, y te obedecerá. Con la fe que tiene el creyente, ¡él puede hacer lo que parece imposible!


Pablo usa la metáfora del vaso de barro. Esto un implemento frágil, simple, débil, quebradizo, reemplazable y típico de los hogares pobres del medio oriente, servían para guardar elementos importantes como dinero y documentos, pero su uso típico era contener desechos orgánicos.. Los que han crecido deben verse así, como vasos de barro, todo lo que los pueda hacer grandes debe ser la gloria de Dios manifestadas en ellos. Pues es imposible que un vaso tan frágil pueda lograr algo tan grande y pueda atribuirse algún merito. Todo logro solo es posible por el poder de Dios por eso toda la gloria es para El. Dios trasciende a la vasija, por eso debemos gozarnos.
Muerte al yo. Señal de crecimiento es una constante disminución del orgullo y vanagloria humana, los sufrimientos de la carne son un trato de Dios con nuestra naturaleza caída, que busca siempre lo terrenal y su satisfacción a través del pecado, pero cuando vivimos para Dios el deberá tratar con esa naturaleza, y demos gracias a Dios, a través de las cargas de la vida, hemos doblegado nuestra cerviz, a través de las pruebas nuestro yo va muriendo, y ya no somos como antes. Un vaso de barro viviendo en fe, es un vaso sin orgullo, sin envanecimiento.
No se refiere a un ejercicio positivo,  repetir una sanidad antes de sucedida para que se cumpla, sino  es la evidencia de haber creído.
No desmayamos, en un sentido espiritual, es una convicción de seguir creyendo y viviendo para Dios, a pesar de que el cuerpo carnal se va corrompiendo, el interior se va renovando día a día, pues si nuestra fe esta en Dios, si vivimos por la fe, aunque todo el mundo se desmorone seguimos creyendo en sus promesas pues su poder se va mostrando y estas  momentáneas aflicciones van produciendo en nosotros un mas excelente peso de gloria.
Viendo lo espiritual no lo terrenal. Si hemos crecido, nuestra fe se mantiene inquebrantable, y nuestra vida hace que la balanza de Dios se incline a nuestro favor, por lo tanto no miramos las cosas terrenales, somos capaces de ver las cosas que son eternas aunque sean invisibles, que aunque nuestra vida no sea una apacible tasa de leche hemos entendido que esta vida no es todo, que estos dolores no son todo, que nuestras frustraciones no son todo, sino que hay algo mas, que no es posible divisar a los incrédulos, de hechos ellos tratan de mirar lo que nosotros vemos, y como no lo logran nos llaman locos, pero nosotros sabemos que lo que Dios dice es real.
Por eso ahora examinemos cuanto Dios ha hecho en nuestras vidas, cuanto ha trabajado en nuestro carácter. Podemos ser unos frágiles vasos de barros, pero vasos llenos de su gloria.