jueves, 8 de mayo de 2014

¿Eres un hombre con el Espíritu de Dios?

La espiritualidad no tiene relación con la manifestación del espíritu, no tiene relación con el uso de dones, no tiene relación con las danzas, todo esto es, solo manifestación del Espíritu en el lugar donde se desarrolle.
Nuestras iglesias son enseñadas a tener tendencia espiritual en los cultos, es decir, tenemos una relación entre estar vivos espiritualmente si existe manifestación en nuestros cultos, la iglesia está viva si confirma al predicador, la iglesia está viva si el coro canta con devoción y hace ponerse de pie a la congregación, todo eso junto es hermoso, pero ser un hombre espiritual no es solo esto.
 Es algo agotador tener que vivir en nuestras iglesias en estados de búsqueda de avivamientos, y ponemos nuestra atención en la manifestación del espíritu en nuestros cultos como si esto fuera la gran meta de un servicio de “adoración a Dios”. Dios se agrada de avivamientos en los cultos, se agrada de cantos llenos de emoción, se agrada de las danzas, de las manifestaciones en los servicios, pero Dios se agrada aún más de nuestra adoración. Jesús dijo en San Juan 4:24 que su Padre que está en los cielos anda buscando verdaderos adoradores, que le adoren en espíritu y en verdad.
Entendamos que las manifestaciones espirituales  dentro de la Iglesia son una respuesta del espíritu Santo con la intención de edificar y capacitar a sus miembros, de acuerdo a efesios 4:12, por lo tanto, la manifestación del Espíritu santo en nuestra Iglesias, no es algo que damos a Dios, sino es algo que Dios da a través de su santo Espíritu a su Iglesia, para hacerla mejor, para desarrollarla y hacerla madura.
En consecuencia, la manifestación del Espíritu santo, en nuestros cultos son la manifestación de un profesor que nos enseña a mejorar desde un neófito creyente a un ministro experimentado.
La misión del espíritu santo a nivel hombre individual es, de acuerdo a Gálatas 3.24, ser nuestra guía, nuestro maestro, nuestro gurú, nuestro Ayo. La misión del espíritu santo a nivel hombre colectivo es edificar al cuerpo de Cristo. 

 En estos dos  ámbitos de ejercicio del Espíritu santo, hay diferencias sustanciales,
 1º El hombre debe entender que no está solo, y que de la manera en que existe Dios quien quiere salvar nuestra alma, existe el enemigo quien quiere llevarnos al infierno.
Entonces, individualmente estamos en una guerra personal diaria, donde ambas fuerzas están en plena tensión. Por un lado, el espíritu Santo, quien se presenta a través del fruto del espíritu, y el enemigo que se presenta a través del demonio, el mundo y la carne.
Debo clarificar que el hombre que no ha conocido a Dios a través de su espíritu santo, tiene una expresión humana “natural” que no entiende las cosas del espíritu

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Cuando conoce a Dios a través de su espíritu santo, entonces su expresión humana es dominada por el espíritu santo, y se transforma en un Hombre espiritual, sin embargo, cuando su tendencia es a la carne, entonces su expresión humana es la de un “carnal”, que busca las cosas de la carne y se refleja a través de las obras de la carne.
Esto lo retomaremos en el capítulo 3.
Por lo tanto, la espiritualidad no es la manifestación del espíritu, sino buscar las cosas del espíritu y dominar los deseos de la carne.

2º El espíritu santo en su trabajo colectivo, buscar edificar su iglesia en orden, con autoridad, sin la intervención de falsos profetas y falsos sanadores e incluso falsos predicadores.